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Buenas noches, ¿cómo has pasado el finde? Espero que hayas descansado y disfrutado de tu familia o amigos, que hayas dado un paseo reparador junto a la naturaleza, o dedicado un ratito a la lectura. Yo he tenido mucho de todo eso, y vengo con las pilas cargadas para empezar la semana. Hace tiempo que me he dado cuenta de que la salud no pasa solo por alimentar el cuerpo físico que somos, sino también el mental y espiritual. 

A esos nutrientes que no están en el plato, pero que tanto nos aportan, yo les llamo alimentos primarios. Podemos decir que la alimentación es indispensable para la vida, ya que nos aporta energía, mientras que los alimentos primarios o fuentes no alimentarias nos dan satisfacción emocional, nos aportan felicidad y nos nutren profundamente. 

¿Qué son los alimentos primarios?

 Estos alimentos primarios son fuente de bienestar, y cuando estamos repletos de ellos no buscamos refugio en la comida, no sentimos ansiedad por los dulces y de inmediato mejora nuestra relación con la alimentación.

Estoy segura de que os ha pasado, hay momentos tan buenos (por ejemplo, cuando te enamoras), que incluso se te olvida comer y al contrario, épocas tan duras que constantemente necesitas otro café, otro dulcecito, y nada te sacia. Los niños que viven en el juego y en la felicidad constante muchas veces se olvidan de comer, y se irían a la cama rendidos, al volver del parque, sin necesidad ni de cenar.

Dentro de esos alimentos primarios fuente de bienestar y satisfacción hay cuatro principales: Nuestro trabajo, profesión o propósito vital, las relaciones sociales, con la pareja o amigos, la actividad física y la práctica espiritual , en su definición más general (que para ti puede ser un ratito de meditación, rezar antes de dormir o dar las gracias por lo bueno que te ha pasado en el día).

Cuanto más llenos estamos de alimentos primarios, menos dependemos de los alimentos secundarios, de la comida o la bebida. ¿Puede que tu ansiedad por el dulce provenga de una carencia de alimentos primarios de algún tipo? Tómate un tiempo para escucharte y pensar qué puede estar faltándote, qué puedes estar necesitando para llevar una vida más completa.

 Para finalizar, te contaré un ejercicio súper sencillo que me encanta y que puedes hacer esta misma noche, antes de irte a dormir. Se trata, simplemente, de hacer una lista de cosas que te hacen feliz. Puede ser cualquier cosa, asegúrate de escribir al menos diez cosas, y que sean distintas.

Puede ser esa quedada con amigas que ahora cuesta más organizar, una salida con tu pareja, un ratito de lectura. Puede que tu trabajo no te esté satisfaciendo, o que hayas dejado de hacer el yoga que tanto te gusta. Quizá eches de menos el mar, o una salida al campo para recargar pilas. 

No necesitarás mucho más para darte cuenta de lo que te falta, lo que te nutre y no te estás dando. Comienza la semana próxima con eso en mente, con tu felicidad como prioridad. La comida va después…

Y si piensas que puedes necesitar un poco de ayuda para encontrar ese balance, ese equilibrio que te haga comer de manera más saludable y llenarte de salud, mi programa de coaching puede ayudarte en tu búsqueda de una vida más plena. ¡Mándame un email y te cuento todo lo que puedo hacer por ti!