Pudding de chía

Hoy te traigo una receta low carb rápida y sencilla, pero llena de nutrientes. El pudding de chía es una opción ideal para los desayunos (que a veces son lo más complicado en este estilo de alimentación) o las meriendas. Puedes tenerlo preparado con antelación y montarlo con los frutos rojos cuando te asalte el hambre, o llevártelo, tal cual, al trabajo. Queda genial haciéndolo por la noche para tomar por la mañana. Y puedes “customizarlo” añadiendole cacao, vainilla, té matcha, canela… ¡cada día un sabor diferente!

Tienes varias opciones para su preparación: puedes usar yogur vegetal (a mi me encanta el de coco), o cualquier yogur que tú suelas tomar. Idealmente, elige un buen yogur eco, de ovejas o cabras alimentadas con pasto (y no con piensos), sobre todo si tienes problemas a la hora de digerir los lácteos o patologías relacionadas con una inflamación intestinal.

La caseina, que es la proteína de la leche, es distinta según la procedencia de los lácteos: la leche de cabra y de oveja contienen betacaseina a2 y la de vaca betacaseina a1.

La betacaseína A2, es mucho más fácil de digerir, y además no tiene los otros problemas secundarios asociados a los lácteos de vaca como alergias, dermatitis, alta histamina, etc. En general, da preferencia a los lácteos fermentados (yogur, kefir), sobre todo los de oveja y cabra porque su digestión  es mucho más sencilla que la de la leche y notarás la diferencia. 

Por encima, además de frutos rojos, si sigues una alimentación low carb puedes ponerle por encima esta granola keto que está deliciosa. Es de Green Vida Shop, una tienda especializada en productos keto y orgánicos que me encanta. No te olvides de usar mi código VERONICAMAS en tu compra, para beneficiarte de mi descuento. 

 

Ingredientes

  • 1 yogur
  • 125 ml. de leche vegetal
  • 2 o 3 cucharadas soperas de semillas de chía
  • Toppings para decorar (frutas, cacao, granola…)


Paso a paso

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Paso 1: Pon las semillas junto a la leche y remueve.

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Paso 2: Añade encima una capa de yogur.

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Paso 3: Guárdalo en la nevera durante al menos 8 horas.

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Paso 4: Decóralo a la mañana siguiente con los toppings que prefieras…¡y a disfrutar!